jueves, 30 de julio de 2015

" Vuelo nocturno a través de San Francisco, persiguiendo la luna a través de América. Dios, han pasado tantos años desde que estuve en un vuelo. Cuando lleguemos a 35 mil pies, habremos alcanzado la tropopausa. El gran cinturón de aire tranquilo. Lo más cerca que nunca voy a llegar al ozono. Soñé que estábamos ahí. 
El avión saltó la tropopausa; el aire seguro alcanzó el borde exterior.
El ozono que era irregular y desgarrador parchado de lo mismo, raído como viejas gasas… y eso era aterrador.
Pero vi algo que sólo podía ver a causa de mi asombrosa habilidad para ver ese tipo de cosas. 
Las almas se estaban levantando, de la tierra muy por debajo, las almas de los muertos, de las personas que habían perecido de hambre, de la guerra, de la peste.
Y flotaron hacia arriba como paracaidistas en reversa. Miembros todos en girones, girando y retorciéndose.
Y las almas de estos fallecidos, unieron sus manos, juntaron sus tobillos y formaron una red de almas. Y las almas, eran moléculas de oxígeno de tres átomos de materia del ozono. Y el borde exterior las absorbió, y fueron reparadas.
Nada está perdido para siempre. En este mundo hay un tipo de progreso doloroso. Anhelando lo que dejamos atrás y soñando por adelantado…"

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